Recordando.
El 14 de marzo del 2020 comenzó el confinamiento para miles de españoles amenazados por la pandemia del COVID 19.
Han pasado más de tres años y en la ciudad se ven a diario personas con mascarillas protegiendo a los demás de algún posible contagio. Su uso se ha normalizado.
Cada vez que veo a una persona cubriendo de esta manera su rostro, automáticamente me lleva al pasado e inmediatamente al confinamiento.
Personalmente, soy una persona activa y creativa, y en ese momento complicado, necesité utilizar las manos para calmar tanto pensamiento errante, tanta duda e incertidumbre.
Así llegué al papel maché. Busqué la fórmula por internet y me puse manos a la obra. Estaba entusiasmada y me entretuve recordando viejas experiencias de mi infancia de modelado y color.
De esta sencilla manera, a pesar de la tormenta terrible que estábamos viviendo, fui capaz de crear un espacio propio donde encontrar sosiego y paz…por esto y mucho más, me sentiré siempre agradecida por estas maravillosas manos que tengo, capaces de imaginar, inventar y volar…
La pandemia nos ha marcado a todos con un “antes” y un “después”; yo, cada vez que veo a una persona con su mascarilla en la calle protegiendo a las demás, no puedo dejar de pensar el ello.